Dátil
Propiedades
Las frutas secas no sólo prolongan el sabor del verano sino que nos proporcionan un dulzor diferente. La desecación o deshidratación a la que se someten algunas frutas frescas es una operación destinada a reducir al máximo el contenido de agua en la constitución de la fruta, con el fin de paralizar la acción de los gérmenes que necesitan humedad para vivir. Para lograr este propósito, se recurre al calor natural (exposición al sol) o bien al artificial (combustión de leña o de carbón, gas o electricidad).
Propiedades nutritivas
Durante la desecación de la fruta fresca su contenido en agua se reduce, lo que da lugar a la concentración de los nutrientes. El valor calórico de las frutas desecadas es elevado (desde las 163 calorías cada 100 gramos de las uvas secas a las 264 calorías de las uvas pasas) por su abundancia en hidratos de carbono simples.
Los dátiles son fuente excelente de potasio, magnesio, calcio, hierro y de provitamina A (beta-caroteno), niacina o B3 y ácido fólico. La vitamina C, en mayor cantidad en la fruta fresca, se pierde durante el desecado. Constituyen una fuente por excelencia de fibra soluble e insoluble, lo que le confiere propiedades saludables para mejorar el tránsito intestinal. El aprovechamiento del calcio de estos alimentos es peor que el que procede de los lácteos u otros alimentos que son buena fuente de dicho mineral.
El beta-caroteno se transforma en vitamina A en nuestro organismo conforme este lo necesita. Dicha vitamina es esencial para la visión, el buen estado de la piel, el cabello, las mucosas, los huesos y para el buen funcionamiento del sistema inmunológico, además de tener propiedades antioxidantes. El potasio es necesario para la transmisión y generación del impulso nervioso, para la actividad muscular normal e interviene en el equilibrio de agua dentro y fuera de la célula. El magnesio se relaciona con el funcionamiento de intestino, nervios y músculos, forma parte de huesos y dientes, mejora la inmunidad y posee un suave efecto laxante. El hierro ayuda a transportar el oxígeno necesario para el metabolismo celular.
La vitamina B3 o niacina interviene en distintas fases del metabolismo y aprovechamiento de los hidratos de carbono, ácidos grasos y aminoácidos entre otras sustancias. El ácido fólico, por su parte, interviene en la producción de glóbulos rojos y blancos, en la síntesis material genético y la formación anticuerpos del sistema inmunológico. Contribuye además a tratar o prevenir anemias y de espina bífida en el embarazo.
Composición por 100 gramos de porción comestible | |
---|---|
Calorías | 288 |
Hidratos de carbono (g) | 67 |
Proteínas (g) | 2,5 |
Fibra (g) | 7,1 |
Potasio (mg) | 677 |
Hierro (mg) | 3 |
Magnesio (mg) | 58 |
Calcio (mg) | 62 |
Provitamina A (mcg) | 7 |
Vitamina C (mg) | 2 |
Niacina (mg) | 1,7 |
Ácido fólico (mcg) | 28 |
mcg = microgramos |
Propiedades para la salud
Las frutas desecadas combinan muy bien con los cereales de desayuno y lo enriquecen en vitaminas, minerales y fibra, lo que puede resultar una alternativa interesante para personas de todas las edades. Es una forma de hacer esta primera comida del día atractiva, variada y original con nuevos sabores.
Estos alimentos constituyen un complemento reconstituyente idóneo de la dieta y, por su aporte extra en azúcares y calorías, resultan apropiados cuando se practican deportes de larga duración o un esfuerzo físico intenso, por lo que debería formar parte de las provisiones de los montañeros y excursionistas. Su consumo está desaconsejado en caso de sobrepeso y obesidad, pues su contenido calórico es de cuatro a seis veces superior respecto a la fruta fresca de origen. Un hecho que deben tener en cuenta las personas con diabetes e hipertrigliceridemia por su concentración en azúcares simples.
Fibra
Su contenido en fibra convierte a las frutas desecadas en alimentos interesantes en distintas situaciones o enfermedades. Abunda en su composición la fibra soluble, que tiene capacidad de formar geles viscosos que fijan la grasa y el colesterol, con lo que disminuye la absorción de dichas sustancias; razón por la cual el consumo moderado de frutas desecadas es positivo en caso de hipercolesterolemia si esta no va asociada a exceso de peso.
Las uvas y los albaricoques desecados en particular por su gran cantidad de fibra insoluble son alimentos muy eficaces para tratar el estreñimiento. La fibra insoluble aumenta la velocidad de tránsito intestinal y con ello la evacuación de las heces (efecto laxante); secuestra los ácidos biliares, que son eliminados por las heces, lo que obliga al organismo a sintetizar más ácidos a partir del colesterol y, como consecuencia, disminuye el colesterol total. La fibra insoluble arrastra el colesterol y las sustancias cancerígenas; están menos tiempo en contacto con la mucosa, por lo que se reduce el riesgo de hipercolesterolemia y cáncer de intestino.
Las frutas desecadas, al estar deshidratadas, son alimentos concentrados en nutrientes, entre ellos el hierro, por lo que su consumo está indicado en caso de anemia ferropénica. Para favorecer la absorción de hierro, estas frutas se han de combinar con alimentos ricos en vitamina C, tales como cítricos, kiwi, frutas tropicales, etc. Los orejones de albaricoque, de melocotón y los albaricoques secos destacan sobre el resto por su contenido en hierro. Además, estos alimentos constituyen una fuente excelente de beta-caroteno o provitamina A, con actividad antioxidante, por lo que ejerce una acción preventiva en las enfermedades degenerativas, cardiovasculares y en el cáncer.
Ricas en minerales
Las frutas desecadas son uno de los alimentos con mayor concentración de potasio, por lo que su consumo está recomendado para quienes toman diuréticos que eliminan potasio. Sin embargo, para las personas que padecen de insuficiencia renal y que requieren de dietas controladas en potasio el consumo de frutas desecadas está contraindicado.
La riqueza en magnesio de estas frutas las hace interesantes en situaciones en las que las necesidades de este mineral están aumentadas: mala absorción intestinal crónica, alcoholismo, tratamiento con ciertos medicamentos. Asimismo, las dietas ricas en alimentos refinados (pan blanco, arroz blanco, azúcar, pasta...) suelen contener menor contenido de magnesio que las ricas en vegetales y granos completos. El mineral se pierde durante el refinamiento de los cereales, como la harina de trigo y el arroz, y el procesamiento de los alimentos, como el azúcar, y no se añade como parte del enriquecimiento de los cereales.
Hay que tener en cuenta
El consumo habitual de frutas desecadas puede favorecer la aparición de caries dental. Por otro lado, la consistencia pegajosa de las frutas secas hace que se adhieran a la dentadura, por lo que es recomendable cepillarse los dientes después de consumirlas.
Durante el proceso de desecación industrial de estas frutas se suele usar parafina líquida o se añade anhídrido sulfuroso para evitar que se resequen en exceso, si bien pueden trasmitir su sabor y contaminar el gusto de la fruta. Por ello, es preferible adquirir las frutas desecadas orgánicas en la medida de lo posible. Además, los sulfitos provocan crisis asmáticas en algunos individuos alérgicos o reacciones alérgicas en personas sensibles.
Las frutas desecadas resultan más indigestas que las frescas de las que proceden por lo que su consumo no se recomienda a quienes padecen problemas digestivos (digestiones lentas y pesadas, flatulencia, estómago delicado...), si bien las pueden tomar en forma de compota. Por último, conviene saber que los dátiles contienen tiramina, una sustancia que provoca constricción de los vasos sanguíneos, lo que puede provocar migraña en personas propensas.