Dátil

Origen y variedades

Las frutas secas como los orejones de albaricoque, de melocotón, las ciruelas, las uvas pasas y los albaricoques desecados, formaban parte ya en la Edad Media de la cocina tradicional de numerosos países. En la Europa de aquella época se degustaban tartas de ternera con ciruelas y dátiles, el pescado encurtido se acompañaba con pasas e albaricoques y los patos con frutas. Las grandes empanadas contenían una mezcla de buey, pollo, huevos, dátiles, ciruelas y pasas, generosamente especiados y realzados con azafrán. En Turquía, Irán, Arabia Saudí, Yemen y los países del norte de África es un plato tradicional el cordero con ciruelas, albaricoques, almendras, miel y especias, y el pollo todavía se guisa con ciruelas, membrillos, dátiles o pasas.

El dátil no es una fruta desecada, a pesar de que por su consistencia y su aspecto pueda  parecerlo, pero comparte similitud nutritiva con las frutas desecadas. Es el fruto de la palmera datilera, de unos 4-8 centímetros de longitud y color amarillo dorado cuando está maduro. Su carne, blanda y de sabor dulce, contiene un hueso alargado en su interior. Este fruto no se somete a un proceso de desecación, sino que se seca al sol en el mismo árbol y después se recolecta.

La palmera datilera es uno de los frutales más antiguos cultivados en las regiones áridas de la península Arábica, norte de África y Oriente Medio.

Los dátiles son oriundos de Oriente Medio y del norte de Africa. Hoy en día Egipto es el principal productor del dátil, seguido de Irán, Argelia, Arabia Saudita, Iraq, Pakistán, Sudán, Omán, Estados Unidos y Túnez.

Dada su gran variedad se clasifican en dátiles blandos, semisecos y secos. Entre los más comercializados se encuentra el dátil tunecino Deglet Noor, "dátil de la luz", de piel lisa y brillante, considerado el mejor de todos, y el dátil Medjool, de piel arrugada y textura parecida a la de un caramelo toffee. Los dátiles secos se comercializan en diferentes presentaciones; concentrados, blandos, duros, negros, rojos y negros y los amarillos dorados, que proceden tanto de Oriente Medio como de California, aunque los de Elche (Alicante) son de una excelente calidad. Tiempo atrás se envasaban en racimos, tal y como eran recolectados, pero en la actualidad se intercalan entre láminas de plástico, aunque la primera capa todavía mantiene su presentación original.